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COMER DESPACIO
transforma tu digestión y tu relación con la comida

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COMER DESPACIO transforma tu digestión y tu relación con la comida
30/09/2025 Clara Calvo Garay
Dos personas comiendo con palillos, ejemplo de cómo comer despacio favorece una mejor digestión
SEPTIEMBRE DE 2025 | NÚMERO 8

 

¿Por qué deberías empezar a comer más despacio?

 

Vivimos con prisa. Entre horarios ajustados, trabajo, entrenamientos y vida social, la comida a menudo se convierte en un trámite rápido más que en un acto de cuidado. Muchos comen delante del ordenador, de pie en la cocina o mientras revisan el móvil. Y aunque pueda parecer inofensivo, comer demasiado rápido afecta directamente a la digestión, a tu energía y a tu relación con la comida.

La buena noticia es que no necesitas suplementos caros ni protocolos complicados para mejorar tu digestión y tu bienestar: a veces basta con un hábito tan simple como comer más despacio.

En este artículo vamos a ver por qué este gesto puede marcar la diferencia, qué beneficios tiene y cómo empezar a aplicarlo en tu día a día.

“Comer rápido afecta negativamente a tu digestión, tu energía y tu relación con la comida.”

 

Comer despacio mejora tu digestión

La digestión comienza en la boca, no en el estómago. Masticar bien es el primer paso para que tu cuerpo pueda descomponer y asimilar los nutrientes de manera eficiente.

 

LA MASTICACIÓN COMO PRIMER PROCESO DIGESTIVO

Cuando masticas, los alimentos se rompen en partículas más pequeñas, lo que facilita la acción de los jugos gástricos e intestinales.

Además, al masticar generas más saliva, que contiene enzimas digestivas como la amilasa salival, encargadas de empezar a descomponer los carbohidratos.

EVITA SOBRECARGAR AL ESTÓMAGO

Si comes deprisa y apenas masticas, el estómago recibe trozos grandes que necesita trabajar más intensamente. Esto puede traducirse en digestiones más pesadas, reflujo, ardor o sensación de llenura excesiva.

 

Comer despacio favorece una alimentación consciente

Cuanto más triturado llegue el alimento al estómago, menos esfuerzo tendrá que hacer tu sistema digestivo y mejor será la absorción de nutrientes. Tu cerebro tarda entre 15 y 20 minutos en recibir la señal de saciedad desde el estómago.

Esto significa que si comes muy rápido, es más fácil ingerir más cantidad de la que realmente necesitas antes de darte cuenta de que ya estás lleno.

 

RECONECTAR CON TUS SEÑALES INTERNAS

Comer despacio te ayuda a darte cuenta de cuándo realmente tienes hambre y cuándo ya estás satisfecho. Es una herramienta práctica para reconectar con tus sensaciones corporales y dejar de comer por inercia o ansiedad.

Manos sosteniendo un cuenco vacío como símbolo de pausa y consciencia al comer despacio

PREVENIR EL COMER EMOCIONAL

Muchas veces usamos la comida como vía de escape frente al estrés, la tristeza o el aburrimiento. Parar, masticar y disfrutar del momento convierte la comida en un acto consciente y no automático, reduciendo el riesgo de comer de más sin necesidad real.

“Comer despacio es una herramienta para reconocer tus señales de hambre y saciedad.”

 

Comer rápido y su impacto en tu sistema digestivo

Cuanto más triturado llegue el alimento al estómago, menos esfuerzo tendrá que hacer tu sistema digestivo y mejor será la absorción de nutrientes. Cuando comes con prisa, activas el sistema nervioso simpático, el encargado de las respuestas de estrés (huida o lucha). En ese estado, el cuerpo prioriza funciones vitales inmediatas, no la digestión.

 

MENOR SECRECIÓN DE ÁCIDO CLORHÍDRICO

El ácido clorhídrico es clave para descomponer los alimentos en el estómago y protegernos de microorganismos patógenos. Si comes deprisa y tu sistema simpático está activo, la secreción de este ácido disminuye, lo que perjudica la digestión y la barrera natural de defensa.

RIESGO DE PATOLOGÍAS DIGESTIVAS

Con el tiempo, esta situación puede favorecer reflujo, gastritis, colon irritable e incluso sobrecrecimiento bacteriano (SIBO), ya que el estómago no está cumpliendo correctamente su función protectora.

 

Comer despacio reduce gases e hinchazón

Otro problema de comer rápido es que tragamos más aire. Ese aire extra se acumula en el estómago y el intestino, provocando gases, distensión abdominal e incomodidad tras las comidas.

Si notas que después de comer se te hincha mucho el abdomen, puede que no solo tenga que ver con los alimentos en sí, sino también con cómo los comes.

 

Beneficios extra de comer despacio

Además de lo digestivo, este hábito aporta otras ventajas:

  • Mejora tu relación con la comida: disfrutas más del sabor, la textura y el olor de lo que comes.
  • Ayuda a regular el peso corporal: al sentir antes la saciedad, reduces la probabilidad de comer en exceso de manera crónica.
  • Favorece un estado de calma: convierte la comida en un momento de pausa y autocuidado.
  • Apoya tu rendimiento deportivo: digestiones más ligeras significan mejor aprovechamiento de nutrientes y más energía para entrenar.

 

Manos sosteniendo un pequeño intestino humano, representación de una digestión saludable gracias a una alimentación consciente

 

Consejos prácticos para empezar a comer más despacio

Adoptar este hábito puede parecer difícil al principio, pero con pequeños gestos puedes entrenarlo día a día:

  1. Incluye alimentos que requieran masticación: verduras crudas, pan integral, frutos secos.
  2. Mastica y traga antes de coger la siguiente cucharada.
  3. Evita distracciones: televisión, móvil u ordenador durante las comidas.
  4. Usa un cronómetro: observa cuánto tardas normalmente en comer y propón alargarlo unos minutos más.
  5. No llegues con hambre excesiva a la mesa: planifica tus comidas para no devorar por ansiedad.
  6. Suelta los cubiertos entre bocado y bocado.
  7. Respira profundamente antes de empezar, para activar tu sistema parasimpático y predisponer al cuerpo a digerir.

 

Conclusiones: tu energía depende del glucógeno

En consulta de psiconutrición trabajo mucho este hábito porque representa un cambio profundo en la forma de relacionarnos con la comida.

Comer despacio es más que una técnica digestiva: es un recordatorio de que tu cuerpo merece tiempo, presencia y respeto. Al final, no se trata solo de lo que comes, sino de cómo lo comes y desde qué lugar emocional lo haces.

Comer despacio puede parecer algo menor en comparación con elegir superalimentos, contar macros o seguir planes nutricionales exigentes. Sin embargo, es uno de los hábitos más poderosos para mejorar tu digestión, reducir molestias y reconectar con tu cuerpo.

Recuerda: no siempre necesitas cambiar lo que comes, a veces basta con cambiar la manera en que lo haces.

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SEPTIEMBRE DE 2025 | NÚMERO 8
Clara Calvo Garay

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